ELISEO Y EL SITIO A SAMARIA


               EL HOMBRE QUE NO DEBIÓ HABERSE REÍDO DE ELISEO.


El rey Joram reinaba en Israel, no era un rey bueno sino todo lo contrario, pero el pueblo era tan malo como su rey. Dios decidió que era hora de castigar al rey y al pueblo, entonces envió un ejército para atacarlos, el poderoso ejército sirio.


Tromp, tromp, tromp, el ejército sirio se dirigió hacia las puertas de la ciudad de Samaria en donde acamparon.  Había sirios por todas partes, llenaban las calles, las plazas y pronto se terminaron los alimentos, así que la gente de Israel comenzó a tener hambre.


El sitio a Samaria continuó por mucho tiempo. ¡Algunas personas en la ciudad comenzaron a pelearse por la comida!, llegaron a pagar grandes cantidades de dinero por la cabeza de un asno o por estiércol de palomas. Incluso la gente estaba tan hambrienta que algunos querían comerse a los niños. ¡Es increíble lo que puede hacer alguna persona hambrienta! Cuando el rey tuvo noticias de estos hechos casi se vuelve loco.


¿Dónde estará Eliseo? preguntó el rey Joram, él es el culpable de toda esta situación, es la causa de nuestros problemas. Y sin dudarlo un momento el rey fue a casa de Eliseo en su búsqueda.




Eliseo, que estaba tan tranquilo en su casa con los ancianos de la ciudad recibió un aviso de Dios, el rey Joram lo buscaba. Un mensajero real  iba delante para decirle que quería su cabeza. Eliseo, avisado por Dios pidió a sus amigos que no abrieran al mensajero, que ya estaba a la puerta.


Muy enfadado el criado del rey se dirigió a Eliseo. "¡Vamos a morir de hambre, y Dios no nos ayuda,  Él no se preocupa por nosotros.!" Eliseo no hizo caso del mensajero y habló con el rey
 

" Escucha la palabra del Señor " dijo Eliseo. ¡"A esta misma hora mañana habrá  alimentos en abundancia y la gente los podrá comprar! " El rey escuchó y no dijo nada, pero su criado comenzó a reírse ¡" ¡Ja, ja!! " dijo. ¡"Dios va a  abrir el cielo y hará que caiga la comida del cielo, no me digas! " decía burlándose.


Eliseo se giró hacia el criado del rey y le dijo: "Tu lo verás, pero no comerás de la comida". El siervo del rey se quedó perplejo. ¿Cómo iba a ser eso... podría ver la comida pero no la iba a comer?


Mientras tanto, afuera de las murallas había cuatro hombres pobres y miserables. Estaban enfermos y sucios,  tenían lepra, y por supuesto tenían hambre. Vivían a las afueras de la ciudad y sobrevivían comiendo los restos de comida que les daba la gente. Pero ahora ni restos de comida había para poder echarse a la boca.

  

Uno de los leprosos tuvo una idea. "Si nos quedamos afuera de la ciudad, como no tenemos comida vamos a morir, y si entramos en la ciudad nos matarán... podríamos ir a ver si los sirios tienen comida. Vamos a morir de todos modos. ¿Qué podemos perder?"


El resto de los leprosos creyeron que era una buena idea, morirían de todos modos, pero antes comerían. Se acercaron sigilosamente al campamento de los sirios. Cuando llegaron encontraron algo extraño, allí estaban las tiendas, la ropa, los equipajes, la comida... pero no había sirios por ningún lado. 


¿Qué le había sucedido al ejército Sirio? 
Durante la noche Dios había hecho pensar a los sirios que un enorme ejército se abalanzaba sobre ellos. Y los generales sirios creyeron que era mejor huir que pelear, entonces habían salido corriendo para defender sus vidas, dejando todas sus pertenencias en el campamento.


Los leprosos no sabían que el campamento sirio había sido abandonado, lo que sí sabían era que tenían hambre y allí había mucha comida. Se dieron un banquete como no recordaban antes. Fueron de tienda en tienda comiéndoselo todo, mascaban, hacían ruido al comer, y bebían golpeando los vasos y las botellas. También robaron todos los objetos valiosos que encontraron.


Cuando ya estaban hartos de comer recordaron que había mucha gente hambrienta en la ciudad. "Debemos informar a la gente de la ciudad que aquí hay toda esta comida" dijeron. Se dirigieron a la ciudad y se lo contaron al guarda de la ciudad.


"¡Oye guarda, hay toneladas de comida aquí en el campamento de los sirios, y ellos se han ido!"
Rápidamente el guarda informó al rey que ya estaba en la cama. "Esto es un truco para engañarnos" dijo el rey, "Los sirios están fingiendo haberse ido y cuando lleguemos al campamento nos atacarán. Ellos saben que somos demasiado débiles para luchar" 


De todos modos el rey quiso comprobarlo. Mandó preparar dos carros y cinco caballos, los únicos que se habían salvado, ya que habían matado a todos los animales para comer.


Al amanecer, muy sigilosamente los jinetes salieron de la ciudad hacia en campamento. Pero nada ocurrió. No salían flechas surcando el aire, no sonaron trompetas que anunciaban ataque, y ningún sirio asomó su cabeza por el campamento.


¡No lo podían creer, ni rastro de los sirios!, ¡que maravilla! los leprosos tenían razón. Rápidamente juntaron alimentos y regresaron a la ciudad para informar de lo que había ocurrido.


Cuando la gente en la ciudad oyó la palabra ¡COMIDA! se volvieron locos. Gritaban y corrían sin parar, se comportaban como salvajes ante la comida.


¿Recordáis que Eliseo había dicho a un criado que él vería la comida pero no comería? El criado estaba a la puerta de la ciudad. Cuando aquella marabunta de gente hambrienta se enteró de que había comida se corrieron hacia las puertas de la ciudad en avalancha.


 Y el criado murió pisoteado por la multitud, ese fue su trágico final. Así todo el pueblo supo que Eliseo había dicho la Palabra de Dios. No merece la pena discutir con Dios o con uno de sus profetas.


El sitio a Samaria terminó, los sirios huyeron y el pueblo volvió a tener alimentos. Dios salvó al rey y a su pueblo, pero lamentablemente ellos no tomaron buenas decisiones ni hicieron lo recto a los ojos de Dios. Aunque ellos continuaron alejados de Dios, Eliseo continuó haciendo su trabajo, hablándole al pueblo que se volviera a Dios..

Esta historia puedes leerla en tu Biblia en 2 Reyes 6:24-7:20

Tomado de
https://www.christart.com/christianbooks/read/4780/1










OTROS RECURSOS

Cuatro hombres valientes. 
Aprenderás como cuatro leprosos fueron valientes y ayudaron a que el pueblo no muriera de hambre.






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