PENTECOSTÉS. LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO


Jesús les había dicho en muchas ocasiones a sus amigos que él se iba a marchar, pero que no se pusieran tristes porque cuando él se fuera iba a llegar alguien muy especial, el Espíritu Santo.

Los discípulos no querían que Jesús se marchara, ¿quién iba a ser mejor que Jesús?. Siempre le decían -¡Jesús no te vayas!. Pero Jesús sabía que tenía que irse.
Y sucedió el momento que sus amigos temían. Después de morir Jesús, a los tres días resucitó y se apareció a sus amigos y durante 40 días estuvo con ellos. 

En esos días Jesús les habló sobre el reino y también les dio instrucciones: 
- No os vayáis de Jerusalén, esperad, porque en unos días vais a ser bautizados con el Espíritu Santo. Cuando llegue el Espíritu Santo vais a recibir un poder especial y saldreis a todo el mundo a predicar el Evangelio.

Después de hablar estas cosas Jesús subió al cielo, sus amigos vieron como ascendía hasta una nube.

El día de Pentecostés, 50 días después de la muerte de Jesús los discípulos y otros amigos de Jesús se reunieron en un lugar llamado el Aposento Alto, sabían que Jesús enviaría el Espíritu Santo, pero ¿cómo sería esto?

De repente comenzaron a oír un ruido muy fuerte muy fuerte y un viento entró en la habitación en la que estaban y comenzaron a ver llamitas de fuego que se colocaban, sin quemarlos, encima de cada cabeza de los que estaban presentes, y entonces todos fueron llenos del Espíritu Santo. Sin saber cómo todos comenzaron a hablar en otras lenguas diferentes. 

Este era el regalo que Jesús les había prometido a sus discípulos. ¡Era increíble!, ¡se sentían diferentes!. Antes tenían temor, Jesús se había marchado y estaban solos; pero después de la llagada del Espíritu santo ya no tenían temor porque había una fuerza tremenda dentro de ellos.

Los discípulos salieron a la calle, Jerusalén se había llenado de gente de diferentes lugares, todos ellos iban a celebrar la fiesta de Pentecostés. Cuando los extranjeros oyeron a los discípulos hablar en sus propias lenguas quedaron maravillados. Pedro predicó de la muerte y resurrección de Jesús y en aquel día 3000 personas creyeron el mensaje y fueron bautizados.
                               





                  





















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